viernes, 7 de marzo de 2014
jueves, 6 de marzo de 2014
TRES CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA: ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA / Misión Fe Católica Face'Dios
TRES CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA: ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA
«La característica de la cuaresma, de este tiempo de gracia, es la conversión del corazón. Estamos invitados a emprender un camino en el que, desafiando la rutina, nos esforcemos por abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo, a abrir el corazón, para ir más allá de nuestra “pequeña huerta”. Abrirnos a Dios y a los hermanos.
Es un itinerario que comprende la cruz y la renuncia. El Evangelio indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (Cfr. Mt 6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuanto tenemos dentro.
1- El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más tiempo de oración, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, oración de intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
2- El ayuno. Debemos estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir tranquilos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente hace mella nuestra seguridad, y si de él se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él.
El ayuno comporta la elección de una vida sobria en su estilo, que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y al compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos, especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia.
3- La limosna: indica la gratuidad, porque en la limosna se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio. La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a dar a los demás gratuitamente. Hoy con frecuencia la gratuidad no forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Vuelvan a mí de todo corazón” (Jl 2, 12).
¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia y tenemos necesidad de cambiar, de dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos!
Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede renegar de sí mismo, porque es fiel y sigue siendo rico de bondad y de misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y volver a comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial, pongámonos en camino!».
(De la homilía del Papa Francisco ayer, miércoles de ceniza).
News.va Español
«La característica de la cuaresma, de este tiempo de gracia, es la conversión del corazón. Estamos invitados a emprender un camino en el que, desafiando la rutina, nos esforcemos por abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo, a abrir el corazón, para ir más allá de nuestra “pequeña huerta”. Abrirnos a Dios y a los hermanos.
Es un itinerario que comprende la cruz y la renuncia. El Evangelio indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (Cfr. Mt 6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuanto tenemos dentro.
1- El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más tiempo de oración, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, oración de intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
2- El ayuno. Debemos estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir tranquilos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente hace mella nuestra seguridad, y si de él se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él.
El ayuno comporta la elección de una vida sobria en su estilo, que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y al compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos, especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia.
3- La limosna: indica la gratuidad, porque en la limosna se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio. La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a dar a los demás gratuitamente. Hoy con frecuencia la gratuidad no forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Vuelvan a mí de todo corazón” (Jl 2, 12).
¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia y tenemos necesidad de cambiar, de dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos!
Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede renegar de sí mismo, porque es fiel y sigue siendo rico de bondad y de misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y volver a comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial, pongámonos en camino!».
(De la homilía del Papa Francisco ayer, miércoles de ceniza).
News.va Español
miércoles, 5 de marzo de 2014
viernes, 28 de febrero de 2014
jueves, 27 de febrero de 2014
miércoles, 26 de febrero de 2014
martes, 25 de febrero de 2014
lunes, 24 de febrero de 2014
domingo, 23 de febrero de 2014
viernes, 21 de febrero de 2014
Venezuela: Convocan a rezar el Rosario por la paz
Venezuela: Convocan a rezar el Rosario por la paz
CARACAS, 21 Feb. 14 / 12:31 pm (ACI).- Varias parroquias en el estado de Táchira (Venezuela) han organizado diversas iniciativas de oración, como el rezo del Rosario, pidiendo a Dios paz para el país.
El estado de Táchira, uno de los primeros focos de las manifestaciones pacíficas de estudiantes, ha sido fuertemente militarizado por el gobierno de Nicolás Maduro, como parte de su violenta represión en todo el país. La prensa local reportó ayer el patrullaje de la ciudad de San Cristóbal con aviones de guerra.
También se ha reportado la llegada de más de 600 militares en paracaídas, al tiempo que la noche del 20 de febrero motorizados simpatizantes del gobierno dispararon con armas automáticas contra quienes se manifestaban pacíficamente en las calles. En San Cristóbal, los ciudadanos han recogido casquillos de .40 y 9 milímetros.
La ciudad además ha sido privada del acceso a internet, la única fuente que tienen los venezolanos para acceder a información no manipulada por el gobierno y para denunciar la violenta represión que sufren los ciudadanos.
El Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta, ha pedido a través de las redes sociales que “en cada hogar de Venezuela recemos el Santo Rosariopidiendo por la paz y la concordia”.
Diversas parroquias en esta diócesis han organizado encuentros de oración por la paz y la vida, al tiempo que la parroquia Universitaria celebrará unaMisa por la Justicia y Paz el domingo a mediodía.
Recientemente, Mons. Moronta aseguró “que los sacerdotes y agentes de pastoral estamos obligados a promover la paz y la fraternidad tanto con nuestra predicación como con todas aquellas acciones que nacen del compromiso evangelizador de edificar la concordia entre todos los hermanos”.
Según anunció en un comunicado la Diócesis de San Cristóbal, en los próximos días se anunciará una actividad religiosa masiva, para el encuentro, reconciliación y la paz en el Táchira.
miércoles, 19 de febrero de 2014
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